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8 de mayo de 2010

DE LA CRISIS DEL CRECIMIENTO EN LA ERA POSTCAPITALISTA

DE LA CRISIS DEL CRECIMIENTO EN LA ERA POSTCAPITALISTA

Autores corporativos:
Entesa per Decrexeiment (editora)
Autores personales:
Dalmau, Blai (Autor/a) Serrano Olmedo, Rocío (Traductor/a)

Fecha:
14 de Mayo de 2009

Entradilla:

El autor afirma que desde el advenimiento de la crisis estructural del capitalismo las soluciones pasan por poner en marcha la sociedad postcapitalista, que con prácticas de cooperación y soberanía popular de a luz a una sociedad mucho mejor para todos y todas, con un decrecimiento sereno y virtuoso.

Introducción/Descripción:

La crisis del crecimiento.

El crecimiento económico del capitalismo en las últimas décadas se ha basado en el aumento del endeudamiento, el expolio insostenible del planeta y la mercantilización extensiva e intensiva. Obviamente, este proceso debía tocar techo. No se puede ir endeudado más y más a la población sin que llegue un momento en que ésta ya no puede pagar las deudas. No se puede ir extrayendo más y más de la naturaleza sin que llegue un momento que esta cierre el grifo. Hoy se están sobrepasando estos dos límites, comenzando a agotar las posibilidades del crecimiento exponencial capitalista. Esto está provocando la mayor crisis de la historia de este sistema.

El capitalismo ha empezado a caer por su parte superior, el sistema financiero, pero su deslizamiento comienza a llegar a sus bases: la economía de mercado, el estado, la propiedad privada y el dinero son instituciones fundamentales de este sistema, y hace tiempo que llevan latente una crisis que hoy se convierte plenamente manifiesta. Esta es la crisis de un sistema que pretende organizar la sociedad bajo la lógica de la acumulación individual a costa del beneficio colectivo. Esta es la crisis de un sistema con necesidad insaciable de crecimiento económico y con una tendencia paralela hacia la concentración de poder político y económico en cada vez más pocas manos.

Todos los expertos del poder están reunidos en permanentes Todos los expertos del poder están reunidos en permanentes consultas pluridisciplinarias si no para curar a la sociedad enferma, al menos para alargar su aparente supervivencia hasta donde se pueda, hasta el coma irreversible si es necesario. Pero hoy ya casi no se pueden ni siquiera paliar los problemas con la misma forma de pensar que los ha creado. Sólo se pueden agravar. La crisis del crecimiento no se superará mediante inyecciones de mayor crecimiento ficticio: el balón ya se ha hecho demasiado grande, y en caso de que los administradores de este sistema pudieran hacerla más grande aún, sólo llevaría a una decadencia aún más abrupto y inapelable al poco tiempo.

Podemos vivir sin capitalismo.

En las últimas décadas del siglo XX, a medida que el sistema se expande y adquiría más poder, la transformación social radical parecía utópica. Los mecanismos de represión y acondicionamiento del sistema y las inercias establecidas aparentemente eran demasiado fuertes como para concebir factible un cambio estructural y generalizado. Por este motivo, en estos años los movimientos sociales se han limitado generalmente a intentar evitar los progresos más nocivos del capitalismo o reivindicar reformas y mejoras parciales, o también, se han creado alternativas minoritarias al margen de la sociedad dominante. Estos parecían los únicos objetivos alcanzables.
Pero desde el advenimiento de la recesión económica mundial y la crisis estructural y crónica que empezamos, se está dando la vuelta a la tortilla. En adelante, y cada vez más, lo que es utópico no es tranformar la sociedad establecida, sino mantenerla. Por ello, la estrategia de reivindicar reformas y mejoras sociales a un sistema herido de muerte, que a duras penas puede mantenerse en pie, será cada vez más infructuosa. En esta nueva era que inauguramos, también resultará insuficiente construir alternativas minoritarias y periféricas para escapar de la sociedad dominante, cuando las alternativas al capitalismo son necesarias en el centro mismo de la vida social y por la gran mayoría de personas.

Como personas que nos toca vivir en este peculiar momento histórico (el momento en que el sistema capitalista empieza a ser imposible) podemos visualizar la suerte que tenemos y no la desgracia, comprender la situación y realizar los pasos teórico-prácticos para la fundación de una nueva sociedad. El tráfico del sistema capitalista a uno de post-capitalista es un periodo vacilante y quebradiza, lleno de incertidumbre, pues caen y deca instituciones, y con ellas, los planes de vida de muchas personas. La manera para que este proceso sea vivido como una renacimiento y no como una lánguida degradación, la manera de ver la crisis como una oportunidad y no como una perturbadora maldición, es comprender que la era postcapitalista es necesaria, y que con prácticas de cooperación y soberanía popular podemos dar luz a una sociedad mucho mejor para todos y todas, con un decrecimiento sereno y virtuoso.

Probablemente, ahora es el momento para que que los grandes ideales de nuestra época, los valores de la modernidad como la igualdad, la fraternidad, la libertad, la democracia y la racionalidad, puedan erigirse como verdaderas líneas fundamentales de la sociedad. Hasta ahora eran simplemente un conjunto de ideales frustrados, unos valores pisoteados y dejados de lado por la lógica lucrativista y concentracionista del capitalismo. Pero en la época de la disolución de este sistema, las bases y las herramientas para construir la sociedad postcapitalista podrían ser estos ideales que hoy son compartidas casi universalmente.

Las personas con problemas ocasionados por el sistema, tales como exclusión, precariedad, pobreza y desempleo somos también cada vez más.Nos podemos poner de acuerdo, juntando necesidad y conciencia, para dar los golpecitos necesarios para acabar de hacer caer al sistema decadente ya la vez iniciar la era postcapitalista. No hace falta que esperemos a que toda la población esté preparada y convencida: si lo hacemos bien, los indecisos se apunatarán cuando las cosas comiencen a funcionar de otra manera.

No demos lugar a que la crisis sistémica sea un compendio de quejas y lamentos, sino todo lo contrario, un catalizador de la acción tranformadora, un motivo para alimentar una nueva fe en el mundo.

URL:

http://decreixement.net/blog/blai/de-la-crisi-del-creixement-lera-postcapitalista

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