Inicio

8 de julio de 2009

Decrecer, una elección para conservar la razón y nuestro planeta

Dulce Karina Fierros Barquera
Movimiento "Descrecimiento UNAM"

El pasado 22 de abril de 2009 muchas personas celebraron el Día de la Tierra, aunque, si pensamos en lo aniquilado que está el planeta quizá la palabra "celebración" se antoje una ironía. Mientras unos dicen que los recursos se acaban, otros simplemente piensan que están mal repartidos. Sea como fuere, lo que parece cierto es que al ritmo actual de consumo, el planeta presenta escasas alternativas y, tanto si el diezmo es por escasez como por desigual reparto, ambas opciones parecen preocupantes.

La lógica del consumo muestra la engañosa ilusión de una huida hacia delante, en la que siempre parece obligado ir a más. Pero cada día más personas se dan cuenta de que esa ecuación ya no es necesariamente eficaz. Diversas coordenadas actuales muestran que "menos es más" y el sistema demanda a gritos un nuevo modelo con propuestas basadas en la consigna "menos es mejor". Menos de todo: menos consumo, menos gasto, etc. No se trata de quedarse quietos sin respirar, sino de prestar atención al impacto de cada gesto y ver si es realmente necesario. Y sobre todo: compatible con el resto del mundo.

La ambición de crecer ha sido una constante en la historia y quizá por ello sea una inercia tan difícil de cambiar. Desde el inicio de los tiempos, el hombre ha visto brillar su ego a través de las cosas que era capaz de conseguir. Así deseaba poseer más animales que el vecino, más tierras, más grano en su granero, más criados, más…

Desde siempre se ha identificado el estatus con el número de cosas que poseemos; pero en tiempos de escasez de recursos, mantener el consumo irracional o la acumulación de bienes como lógica de vida no ha de ser necesariamente la opción más acertada. Una de las principales pautas de consumo invita a huir del bálsamo del desarrollo sostenible.

Las noticias actuales son preocupantes, ya que por un lado se encuentra la escasez de agua en el mundo, y por otro los 11 mil millones de árboles talados y 8 mil millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono sólo en 2007, sin mencionar la estratosférica cantidad de 2.5Kg de basura por habitante tan solo en nuestro país. Estos datos demuestran que el hombre es el único ser vivo capaz de alterar significativamente nuestro planeta.

Según algunos expertos como son Georgescu-Roegen o Serge Latouche, exponen que el "Desarrollo sostenible es un concepto que en sí mismo es incongruente, ya que desarrollo significa bienestar y crecimiento, mientras que sostenible debería recoger la necesidad de la protección ambiental. Pero ésta no es posible sin una visión de desarrollo como componente ecológico; es decir: ligado a un crecimiento orgánico y no de riqueza, que es el que impera en nuestra sociedad".

Pero este cambio de valores no parece fácil. Sobre todo porque ha de luchar contra cientos de años de inercia y de pensar que "crecer siempre es bueno". Pero para la llamada "generación del milenio", el sueldo no siempre es lo más importante, o no debiera serlo. Según muestran las últimas tendencias publicadas en revistas que se especilizan en temas economicos y de satisfacción social, los nuevos trabajadores desean que su empleo les permita disponer de tiempo libre o sentirse identificados con sus proyectos dentro de las empresas donde trabajan. ¿Existe pues alguna receta para descrecer?



Para los que deseen más información, libros y articulos en la Red como "Objetivo decrecimiento", "Calmar la economía" o "Simplicidad radical", serán ideales para aquellos que piensen que ha llegado el momento de cambiar el rumbo desenfrenado de la espiral consumista. Tampoco no quiero dejar de recomendar un excelente artículo de Jordi Pigem publicado en La Vanguardia, titulado "La hora del decrecimiento" (articulo que será publicado por este medio proximamente).

Quizá escuchar a un filósofo de su talla explicar los problemas del crecimiento sostenido, ayude a tomar conciencia de que el planeta es limitado. Y pese a que ha sido hallado otro planeta similar a la Tierra, las cuentas no salen.

Para que la demanda pueda ajustarse a los recursos que tenemos, hemos de vivir de acuerdo a una economía de la demanda y no de la oferta: La demanda debe permanecer en los límites que impone el planeta. Para no desanimar con grandes objetivos inalcanzables, la experiencia indica que es mejor empezar por uno mismo y buscar, en cada gesto cotidiano, la mejor manera de reducir nuestra huella ecológica.

Fecha de Elaboración: 18 de junio de 2009
Fuentes utilizadas:
“¡Necesitamos treinta planetas como este!” de Serge Latouche, publicado en el Boletín la Vanguardia, el 9 de marzo de 2007.
“Objetivo Decrecimiento ¿Podemos seguir creciendo hasta el infinito en un planeta finito?” de Colectivo Revista SilenceEd. Leqtor.com, Barcelona, 2006

1 comentario:

Descrecimiento dijo...

Considero sumamente importante retomar la vertiente del consumo. El gran peso que ejercemos sobre el planeta (huella ecológica) se reduciría si dejamos de estar en esta lógica (antilógica) de la moda, consumo y degradación humana del cuanto tienes=cuanto vales. Muy importante dejar de consumir, al igual que muy agradable leer artículos en contra del consumo desmedido.